El proceso PEACE. Enfrentar los problemas con filosofía

Es evidente que trabajar en Seguridad y Salud en el trabajo implica situaciones problemáticas en las que encontrar la solución no resulta fácil; en muchas ocasiones chocamos con la dificultad de conciliar Prevención y Producción, incluso en otras, conciliar Prevención y cumplimiento de la Ley. La consecuencia más habitual es acabar frustrado y el problema enquistado y sin resolución.

Los Consultores (y también, por ejemplo, los mandos intermedios) nos encontramos en encrucijadas en las que no sabemos qué dirección tomar; queremos incrementar la Seguridad y Salud de los trabajadores, pero nos encontramos con la oposición de los mismos a los cambios u obligaciones que les indicamos, a dificultades de conciliación de nuestro trabajo con el sistema productivo, que muchas veces se resuelven con conflictos, imposiciones, soluciones que no se aplican y, en definitiva, sensación de desazón y malestar por todas las partes.

La forma de afrontar éstos problemas puede tomarse desde un punto de vista psicológico, con métodos y estrategias de confrontación de problemas, por ejemplo. Pero también se puede afrontar desde un punto de vista filosófico, como es el proceso PEACE, método para analizar problemas y alcanzar soluciones desde la reflexión y que nos permitirá alcanzar soluciones equilibradas y satisfactorias.

El proceso PEACE se construye en cinco pasos:

Problema. Es necesario identificarlo claramente; si bien a priori parece sencillo, en numerosas ocasiones es bastante más complicado.

Emoción. No somos máquinas, toda situación nos genera diferentes emociones que debemos identificar para efectuar correctamente el siguiente paso.

Análisis. Enumeramos las opciones para resolver el problema.

Contemplación. Damos un paso atrás, contemplamos la situación en su conjunto y nos preparamos para abordar la situación.

Equilibrio. Ponemos en marcha la mejor alternativa, asumimos las acciones a ejecutar de forma justificada para nosotros mismos.


PEACE

La solución que apliquemos será más satisfactoria para todas las partes. Usemos como ejemplo algunos casos en los que personalmente me he visto involucrado:

Un taller de automóviles tiene el almacén de neumáticos en un altillo; la forma de reponer el stock es un trabajador lanza los neumáticos desde la planta baja y otro los recoge por una apertura sin ninguna protección.

Un trabajador necesita por la actividad de su puesto de trabajo, calzado de seguridad, pero aporta un informe del médico de familia indicando que tiene problemas en los pies, por lo que acude a trabajar con calzado deportivo.

Si comenzamos el proceso de análisis, cada caso nos da:


PROBLEMA: 
El trabajador que se ubica en el altillo se puede caer y lastimar.

El trabajador no puede utilizar calzado de seguridad. Aquí se demuestra que la detección del problema no es siempre simple: no puede o no quiere llevar calzado? El trabajador puede sufrir daño por no llevar calzado, pero conforme al informe médico también puede sufrirlo por llevarlo.


EMOCIÓN: 
Miedo, pero no sólo por el daño que puede sufrir el trabajador; miedo a las consecuencias que puede tener para nosotros que el trabajador se accidente.

Miedo, por lo mismo que en el caso anterior; rabia (realmente tiene un problema o nos está engañando?), frustración (si le permito que use calzado deportivo se puede accidentar y si se lo prohíbo también).


ANÁLISIS:
Se plantean varias soluciones:

  • Denunciar a la Inspección de trabajo.
  • Nuestra necesidad de anteponer la protección colectiva a la individual impele a, bien prohibir el acceso al altillo, bien proteger el hueco del altillo.
  • Proteger al trabajador con cinturón de seguridad.
  • También se plantean varias soluciones:
  • Denunciar a la inspección de trabajo.
  • Obligar al trabajador a utilizar calzado de seguridad.
  • Permitir al trabajador utilizar calzado deportivo.
  • Apartar al trabajador de sus funciones.


CONTEMPLACIÓN:
Contemplamos el conjunto de la situación; tenemos una empresa con falta de espacio que necesita utilizar un altillo para almacenar neumáticos. La escalera no permite subir los neumáticos por la misma, pero el procedimiento actual es muy peligroso.

Denunciar ante la Inspección de trabajo aplacaría nuestro miedo, pero no resuelve la situación; la empresa será sancionada pero muy probablemente seguirá ejecutando los trabajos de la misma forma.

Prohibir el acceso al altillo o proteger el hueco elimina un espacio necesario para el funcionamiento del taller.

Proteger al trabajador con cinturón, no impide que el trabajador pueda caer y hacerse daño, pero sí que las lesiones puedan ser mortales.

Contemplamos el conjunto de la situación; tenemos que proteger a un trabajador frente a los riesgos de su trabajo sin producirle daños adicionales por el uso de calzado de seguridad.

Denunciar ante la Inspección de trabajo tendría un efecto incluso menor que en el caso anterior, aplacaría nuestro miedo, pero no nuestra rabia ni nuestra frustración.

Tanto obligar al trabajador a utilizar calzado de seguridad como permitirle que use calzado deportivo puede derivar en lesiones al mismo.

Apartar al trabajador de sus funciones satisfaría nuestra rabia y frustración, pero seguramente nos genere emociones negativas incluso más intensas.


EQUILIBRIO:
Finalmente optamos por contradecir el principio de anteponer lo colectivo a lo individual y se instaló un cinturón que evitaba lesiones graves al trabajador. La decisión fue tomada de forma analítica y justificada, sin la perturbación de las emociones y permitió tanto a los trabajadores ejercer su labor como al responsable eliminar la perturbación que le causaba la situación.

En éste caso la solución consistió en negociar con el trabajador para que adquiriera el calzado de seguridad menos dañino para él y permitirle que lo utilizara sólo en los trabajos que era estrictamente necesario. La solución fue lo más justa y equilibrada que las circunstancias permiten y se evitaron decisiones impulsadas por las emociones.

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